domingo, 31 de enero de 2010

ENTREVISTA CON SATANÁS.

Lo que pasaré a relatarles aquí, sucedió hace tres o cuatro años.

Vi la publicidad de un documental en I-SAT. Me agradó el tema. Lo olvidé. Lo encontré apenas empezado. Me fascinó. Me atrapó. Me descolocó.



The Fog of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara es un documental estadounidense de 2003 dirigido por Errol Morris, que ganó el Premio de la Academia de 2003 como mejor documental largo.

El documental trata sobre la vida y la época del ex Secretario de Defensa de los Estados Unidos Robert McNamara. La partitura original corresponde a Philip Glass.

El título de la película hace referencia a la frase militar niebla de guerra, un concepto utilizado para describir el nivel de ambigüedad en conocimiento de la situación experimentada por los participantes en operaciones militares.

Fue presentada fuera de competencia en el Festival de Cannes de 2003.



Aquí les dejo un fragmento.









Algo que McNamara no responde al principio, haciéndose el desentendido. La elección de bombas incendiarias, responde a que eran mucho más efectivas que las bombas de fragmentación estándar. ¿Motivos? El 90% de Japón estaba construido con madera y papel. ¿Por qué bombardear a la población civil? Porque era la fuerza productiva de sus fuerzas armadas. También había una legislación estricta, en la cual la familia del deudo debía guardar una semana de luto. Hágase esta cuenta, simplemente con matar un miembro de cada familia todo el país estaría parado durante toda una semana.

Cuando habla de sus hombres y la posibilidad de morir de forma salvaje en las playas de Tokio, se refería a la desastrosa victoria yanqui en Okinawa.
Es algo difícil de comprender.
Hay que conocer, amar y respetar la cultura japonesa para comprender esto, por horroroso que suene.

Trataré de hacer una explicación burda.
¿Alguna vez vieron a los uruguayos jugar al fútbol? Pues dejan todo en la cancha. Todo. Ponen Huevo.
Supongan, con todo respeto, que Uruguay fuera una provincia argentina.
Sabido es que ellos tienen un orgullo autóctono y particular. Cuasi desafiante, incluso ante este supuesto poder central. Son uruguayos y nadie les quitará eso, que es su fuerza, su orgullo, su identidad. Y defenderán eso a toda costa.

Bueno, lo mismo sucedía entre la Isla de Okinawa y La Isla Principal de Japón.
Entonces, cuando los yanquis desembarcaron en Okinawa, prefirieron morir que soportar la vergüenza de la derrota.
Unos simples números bastan para explicar esto mejor.
Yanquis muertos en la Batalla de Okinawa: 10.000
Japoneses muertos en la Batalla de Okinawa: 1.300.000
Casi todas las fotos de la Batalla de Okinawa fueros destruidas por orden del Pentágono. En algunos sectores de la playa, había cuatro cadáveres por metro cuadrado.


Es tremendo con la facilidad y simpleza con la que un hombre puede hablar de tales atrocidades.

Creo que esa película es un reportaje al demonio.



Pocas veces en mi vida me sentí tan pequeño, tan frágil, tan insignificante.


Si desean ver la película completa, les dejo el link:



Besos y buena semana.

3 comentarios:

Vic Granada dijo...

I-Sat es un gran canal.
Una vez vi una especie de documental, no se como llamarlo, sobre un hombre que afirmaba que 'aceptar que tenes un problema no es el primer paso para superarlo, es el problema', y había escrito un libro sobre la negación y todo. Lo encontré muy entretenido.
Tendría que dejar un comentario sobre la batalla, pero las guerras/batallas son algo que nunca entendí ni me interesa entenderlas. Entregar tu vida por una causa que de seguro no la merece, y ni hablar de tener que matar a alguien en la misma circunstancia que vos. No me entra en la cabeza como hay soldados voluntarios.
En fin, ellos sabrán.
Saludos :)

Totus in Illis dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Totus in Illis dijo...

Se hace difícil tener buena semana si se empieza con cosas como estas.
Me cuesta entender la crueldad... intento, pero no puedo entender como alguien puede creer que existen justificativos como para torturar o quitar la vida a otro ser humano. No puedo.

En fin... usted también tenga una buena semana.