Cuando ya ni me quedaban ganas de sacudirme un poco la gallina.
Cuando ya le di mil vueltas a mil asuntos, cuando el contador de RPM de mi cerebro estalló por girar más allá de lo mensurable.
Cuando hasta mis demonios se fueron a dormir, porque ya ni ellos me soportaban y tenían más insomnio que yo, pero tuvieron la bendición del sueño.
Cuando todo estaba en silencio.
Cuando todo y la nada se saludaban de una vereda a la otra.
Cuando por razones que desconozco di con esta canción.
Cuando me atravesó.
Lloré.
Pero sólo un poquito.
Tampoco es cuestión de andar mariconeando.
Disfruten.
O no.
2 comentarios:
Eso, amigo, es vacío existencial. lejos de la mala prensa que tiene el vacío, permite volver a llenarse.
Peor andan por la vida los que ni siquiera se dan cuenta.
Saludos y aguante las toscas!
Gracias por su amable comentario.
Brindaré a su salud.
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